divendres, 1 d’abril del 2016

Hoy: PECERA y CABINA CALIENTE

Hace poco me di cuenta de cómo la jerga radiofónica puede llegar a confundir al personal. No es que en Radio SWAG FM dominemos demasiado los tecnicismos, pero hay algunos que parecen de obligado uso. Los que llevamos unos meses en estos ahora ya tenemos interiorizados y localizados a los técnicos y a los redactores, también a los locutores; cómo es un guion para un redactor y en qué difiere con el del técnico; y conceptos como jingle, efecto, saturación, etc. no nos suenan a chino. Pero todavía hay muchos que se nos escapan.

Hoy toca hablar de la PECERA.

 
La pecera no es más que el nombre que recibe una parte del estudio o cabina máster de una emisora de radio. Habitualmente, un estudio tiene dos partes.

  • Una es donde se localiza a los técnicos en sus controles, ubicados en el centro de una mesa en forma de U invertida, en la que están todos los paneles de audio, los reproductores de sonido, los ordenadores, los equipos de grabación, etc. Es, para que nos entendamos, la mesa de operaciones técnicas: donde se recoge, graba, edita un programa radiofónico.

  • La otra es el locutorio. Como indica el nombre, se trata del espacio en el que están los micrófonos para los locutores, pues los dos términos -locutorio y locutor- son palabras cultas que vienen del latín loqui, 'hablar'. Es, pues, el espacio del estudio dedicado a hablar. Suelen sentarse alrededor de una mesa redonda o en forma de riñón, lo que da pie a una mejor comunicación entre todos, aunque siempre con el presentador principal ubicado frente a la mesa de los técnicos para que puedan comunicarse por signos de lenguaje no verbal durante la grabación del programa.

Estos dos espacios -si lo permiten los medios- suelen estar separados por un cristal gigantesco. De ahí el segundo nombre: la pecera. El cristal aísla el locutorio de la sala de control.

Sin embargo, las radios modestas y de reducido tamaño no suelen contar con una separación tan neta entre uno y otro. Hablamos, entonces, de "cabinas calientes". No, no penséis en una escena sexual subida de tono: se trata de un estudio de producción o en vivo, dependiendo de cómo se trabaje (si con programas pregrabados y editados, esto es, falsos directos, o directos de verdad), en el que locutores y técnicos conviven en el mismo espacio, sin separaciones entre ellos. Incluso el propio técnico puede actuar de locutor (y viceversa). El término 'caliente' hace referencia, entonces, al ambiente de cercanía que se genera entre todos los que hacen posible la emisión de un programa radiofónico: invitados, presentadores, colaboradores, técnicos.

Por eso, aunque en Radio SWAG FM no tengamos una pecera propiamente dicha, nos permitimos la licencia de usar el término para referirnos a nuestro estudio caliente. Suena un poco menos carnal...

Hoy: EL GUION RADIOFÓNICO

Si algo se necesita a la hora de hacer un programa radiofónico es el guion.

Probablemente, los locutores con largas carreras en el medio dirán que no lo usan demasiado: que está ahí para ignorarlo. Pero eso solo es cierto cuando la profesionalidad, la experiencia y, sobre todo, la práctica permite que tengamos interiorizado completamente el esquema de lo que hemos de decir y de lo que viene a continuación. Es fácil que sin ese guion interiorizado nos quedemos mirando el micrófono, completamente en blanco; o, peor todavía, que empecemos a desbarrar: a perder el control sobre nuestra voz, la velocidad con la que hablamos, el contenido de lo que decimos, etc. Es extraordinariamente fácil que la sensación de anonimato de la pecera -la ausencia de una cara para nuestro interlocutor- nos provoque comodidad... y de la comodidad a la burrada hay una corta distancia.

Por eso conviene tener un guion, aunque sea para ignorarlo. Especialmente si se trata de los primeros programas que emitimos. Sin embargo, ¿cómo se hace un guion radiofónico? Aquí dejamos algunas claves. Las principales: ten SIEMPRE claro qué debes decir en cada momento y qué viene después; y, sobre todo, NO LEAS. Basta con un apunte personal, una anotación guarripera a mano, pero no entres en la pecera sin algo apuntado (procura, además, que no te obligue a girar la hoja en antena porque eso SUENA MUCHO, como palomitas estallando bajo el micrófono, por más que creas estar siendo disimulado).